domingo, 30 de septiembre de 2007

PLANIFICACIÓN TIEMPO FORMACIÓN

El tema sobre el que voy a tratar hoy es algo muy importante en las formaciones y no es otras cosa que el tiempo dedicado a las mismas. Hoy dependemos al 100% del tiempo para conseguir el éxito.

Por lo tanto a la hora de organizar y preparar una actividad formativa específica sobre cualquier materia tenemos que preguntarnos estas dos cosas de vital importancia:

¿De cuánto tiempo disponemos para la acción formativa?

¿Cómo podemos distribuir ese tiempo?

Las respuestas acertadas a estas preguntas son múltiples ya que va a depender mucho de las personas encargadas de impartir las diferentes acciones formativas.

Para conseguir el éxito de todas las actividades que componen una acción formativa específica, tenemos que tener en cuenta que en el tiempo dedicado a cada una de ellas tiene que ser el suficiente para:

- Conseguir el objetivo propuesto con cada una de ellas y poder obtener la valoración de los participantes de que se ha conseguido.

- Descontar del tiempo total con el que contamos, el periodo dedicado a descansos y pausas, para saber con exactitud del tiempo del que disponemos y evitar retrasos que muestran desorganización por parte del formador

- No agotar a los asistentes y que consigan guardar fuerzas suficientes para seguir participar con atención en el resto de actividades planificadas por el formador.

La organización del tiempo previsto para la totalidad de los contenidos de la acción formativa y para conseguir que los participantes alcancen los objetivos previstos para la misma va a estar basado fundamentalmente en el conocimiento del formador de las materias a impartir y por otro lado del ritmo de los diferentes participantes.

Por ello a la hora de distribuir el tiempo dedicado a cada materia a impartir en una acción formativa tenemos que prestar atención a los siguientes aspectos:

- Establecer una escala de importancia de cada uno de los objetivos que pretendemos conseguir con esa acción formativa específica, es decir, dedicar más tiempo a los de mayor importancia y menos a los que son más secundarios.

- Prever que temas de los que se van a tocar en la acción formativa pueden conllevar problemas o resistencia por parte de la mayoría de los participantes. Así nos permite preparar la estrategia para plantear esos temas de forma adecuada.

- Estar preparados ante las posibles complicaciones de algunos de los participantes para comprender alguna de las materias a impartir en esa acción formativa.

- Saber el número de asistentes a la misma. Ya que no es los mismo que sean 5 o 15 los participantes.

- Conocer la cantidad de recursos materiales con los que contamos para el desarrollo de la acción formativa, porque su distribución, va a depender totalmente del número de asistentes.

- No olvidar tener en cuenta las variaciones que sufre la atención de los individuos a lo largo de la jornada. Habitualmente a primera hora de la mañana, después de la comida y al final del día tenemos que programar actividades apetecibles y dejar para otro momento aquellas actividades complicadas.

Una vez establecido que fracción de tiempo dedicamos a cada actividad, debemos prestar atención a que diálogos son claves y necesarios para alcanzar el objetivo propuesto y así evitar que la charla tome una dirección diferente a la establecida.

Si tenemos previsto que la totalidad de una acción formativa va a ser 3 horas, recomiendo finalizar todas las actividades en 2 horas y media, ya que los últimos 30 minutos conviene dejarlos para preguntas y dudas de los diferentes asistentes.

Como pasemos por alto estos detalles en la planificación del tiempo de las acciones formativas nos vamos a encontrar con la desagradable realidad de que nos falta o sobra mucho tiempo para cada actividad prevista. Esto da una muy mala imagen en una sociedad en la que el tiempo es oro.

sábado, 29 de septiembre de 2007

ACTITUD DEL TRABAJADOR

Una vez que hemos seleccionado al candidato que más se ajusta al perfil que buscamos, viene el siguiente paso: la incorporación al puesto de trabajo.

Esta claro que lo que más se va a valorar por los responsables y el departamento de recursos humanos es que el trabajador efectué las funciones de su puesto de forma excelente y que vaya adquiriendo día a día más rendimiento en el desempeño del mismo.

Que la empresa este contenta con el rendimiento de un trabajador va a estar basado en gran parte en como realice su trabajo concreto. Sin olvidar por supuesto otra parte muy importante: la actitud del trabajador hacia su trabajo.

Un trabajador puede desempeñar muy bien las funciones específicas de su puesto, sin embargo, su actitud hacia su trabajo, compañeros, etc., puede ser negativa.

Esto se da más habitualmente de los que creemos y esta claro que no se puede tolerar. La actitud con la que se desempeña el trabajo también tiene que ser valorada.

La actitud global en el puesto de trabajo tiene que ser la esperada por muchas discrepancias que uno pueda tener con la organización en la que trabaja.

Si un trabajador efectúa muy bien su trabajo por un lado y por otra parte su actitud es negativa en el trato a sus compañeros, hacia los procedimientos y políticas de la compañía, hay que tomar una posición de firmeza para erradicar ese tipo de comportamientos.

En el momento que se adquiere por parte de algún trabajador una actitud de agresividad hacia la empresa expresada de alguna de las siguientes formas (saltándose los procedimientos establecidos, dedicándose a malmeter rumores falsos sobre su compañía, contando solamente la parte que le interesa de algún problema que haya tenido con la empresa o organización, faltando al respeto a los miembros de algún departamento de la empresa, etc.) nos encontramos con serio problema que no se ha de permitir.

Por mucha razón que crea tener el trabajador en el momento que adquiere ese tipo de comportamientos, lo primero que se ha de hacer es evaluar objetivamente qué es lo que le ha llevado a esa situación. Perderá toda la razón que pueda tener en el momento en el que pierda las formas y la educación, que desgraciadamente, ocurre muy frecuentemente.

Antes estos comportamientos solo quedan dos tipos de acciones a tomar por parte del departamento de recursos humanos:

1.- Amonestar al trabajador.

2.- Sino desiste en su actitud poner fin a la relación contractual por decisión unilateral de la empresa.

Tener este tipo de trabajadores en la compañía puede generar muchos problemas internos en caso de que no desistan de ese comportamiento, por lo tanto, es mucho mejor para la organización prescindir de sus servicios.

Este tipo de personas toman la actitud de ir contra la totalidad de la organización de la que forman parte sin ver con objetividad la situación. Ellos tienen tienen que tener claro que sino están de acuerdo con el funcionamiento de la organización por algunos de los siguientes aspectos (salario, funciones, reconocimiento de su trabajo, etc.) y ven que no va a cambiar, lo mejor que pueden hacer es buscarse otro trabajo y despedirse del trabajo actual, ya que esto es totalmente licito.

Sin embargo es muy poco ético dedicarse a calumniar a la organización, quejándose constantemente de las diferentes políticas y creando mal ambiente entre sus compañeros.

Ante estas situaciones, con este tipo de individuos, hay que actuar rápidamente y no dejarse amedrentar. Sino corremos el riesgo de que un conato de incendio a nivel interno se convierta en un coloso en llamas por no tomar las medidas adecuadas en el momento preciso.

DESMOTIVACIÓN

Observando a nuestro alrededor con detenimiento, vemos a una gran cantidad de individuos con diferentes situaciones y estados de ánimo por similares circunstancias que les ocurren en su vida personal y profesional.

Cada persona tiene una forma muy diferente de asimilar las diferentes situaciones (positivas y negativas) que le ocurren en su vida profesional.

En el actual panorama profesional es normal que la gente vaya cambiando de trabajo para ir alcanzando sus diferentes metas. En el recuerdo queda ya aquella situación de nuestros antepasados que comenzaban y terminaban su carrera profesional en la misma organización.

Los hábitos van cambiando de generación en generación en todos los aspectos de la vida, porque la vida es cambiante y va evolucionado, estos cambios no son mejores ni peores, sino diferentes.

Lo más preocupante para las organizaciones hoy en día tiene que ser la desmotivación del personal que tiene trabajando para ellos.

No hay cosa más frustrante que ver a trabajadores sin motivación por el trabajo que desempeña cuando además ese puesto de trabajo es el que les gusta. Esto es más habitual de lo que nos pensamos y gran culpa de esto parte de la dirección de la empresa.

Un trabajador al que le gusta su trabajo puede acabar desmotivado por falta de reconocimiento de su trabajo, por falta de comunicación interna, por falta de organización interna, por tener unos superiores incompetentes, por carga de trabajo, por no tener una progresión profesional acorde al trabajo efectuado.

Cuando tenemos a un trabajador desmotivado es muy difícil reorientar la situación porque llega un momento que esta totalmente frustrado y que la única salida que le deja su organización es cambiar de trabajo. Porque durante mucho tiempo sus responsables, si son lo suficiente competentes, han estado percibiendo esa falta de interés y no han echo nada para cambiar la situación. De no haberlo percibido, parte del problema está claro.

Los responsables de las empresas se tienen que preocupar por el desarrollo de todos los miembros de su plantilla y mostrar interés porque todos estén contentos dentro de lo posible.

No es justo que nos preocupemos más por unos departamentos que por otros, ya que no hay que olvidar que todas las secciones de una empresa son importantes por diferentes razones que en su conjunto producen la buena marcha de la organización.

La dirección se da cuenta de la valía o importancia de algunas áreas de su empresa cuando esos profesionales han decidido abandonar su puesto de trabajo.

Desgraciadamente para demostrar interés por los miembros de una empresa no es suficiente con buenas palabras sino que se tienen que producir hechos y acciones que avalen esas buenas intenciones, porque sino se esta produciendo una gran contradicción.

Si queremos conseguir que los trabajadores vean nuestra empresa como un lugar para continuar su carrera profesional tenemos que preocuparnos de sus inquietudes, desarrollo y evolución.

Es muy fácil para el empresario achacar la rotación al mercado cambiante del sector profesional de su organización. La rotación es evitable cuando hay interés por parte de la dirección de poner fin a la misma.

Tenemos que investigar los motivos que impulsan a un trabajador a cambiar de trabajo, para evitar que otros profesionales se vayan por las mismas razones. Las razones son de lo más variado y sorprendente.

viernes, 21 de septiembre de 2007

PLANTEAMIENTO : DESPIDO DE TRABAJADORES

A los profesionales de los recursos humanos, en el día a día de nuestro trabajo, nos toca afrontar tareas y retos agradables por un lado, aunque también tenemos que asumir o llevar a cabo acciones más peliagudas.

Entre estas últimas, más serias o controvertidas, se encuentra el tener que despedir a trabajadores de nuestra organización por diversos motivos.

Este tipo de situaciones son normales, sin embargo, no podemos olvidar que estamos tratando con personas, por lo tanto lo tenemos que plantear de forma adecuada, para evitar malentendidos, causar mala imagen de la empresa, etc.

La decisión de despedir a un miembro de la organización suele estar consensuado por varias partes; normalmente interactúan el responsable del departamento de ese trabajador y el departamento de recursos humanos.

Muchas veces estas decisiones se plantean de forma incorrecta desde el principio, debido a que los responsables de estos trabajadores, son conocedores del mal rendimiento de alguno de sus subordinados desde hace tiempo y son incapaces de tomar partido en el momento inicial de resolver estas situaciones, e intentar encontrar una salida más positiva para ambas partes que la finalización unilateral de la relación contractual.

No olvidemos que, hasta que se demuestre lo contrario, todos merecemos una segunda oportunidad, es decir, que antes de tomar la firme decisión de despedir a un trabajador, tenemos que haber dialogado con él/ella para plantearle la situación y darle posibilidades de remontar esa situación delicada. Una vez que le hemos puesto en antecedentes, hay que darle un tiempo prudencial para ver si es capaz de reaccionar y demostrar su valía.

Es inaceptable que los responsables directos de estas trabajadores no hayan comunicado nada al departamento de recursos humanos con el tiempo suficiente para que hubiese intentado buscar una solución alternativa (reubicación en otro departamento, fijación de objetivos más asumibles, formarle, etc.).

El departamento de recursos humanos es el que tiene que comunicar este tipo de decisiones contando con el apoyo del responsable del departamento para poder explicarle claramente al trabajador los motivos que han llevado a tomar esta decisión.
Muchos responsables son incapaces de dar la cara causando una mala imagen no de ellos sino de la organización a la que representan.

El despido de un trabajador por decisión unilateral de la empresa, es perjudicial para ambas partes; por un lado el trabajador tiene que volver a replantearse su futuro profesional ya que entra en una situación inestable y por otro lado la empresa tiene que investigar las causas que han motivado este error para que no vuelva a pasar algo similar porque no hemos de olvidar que se han invertido una serie de recursos materiales y humanos que no se han rentabilizado.

A la hora de plantear el despido de un trabajador es muy importante la planificación y coordinación de las diferentes partes protagonistas, ante todo hay que dar imagen de empresa hasta en este tipo de situaciones.

La desorganización a la hora de afrontarlo puede generar una impresión negativa y errónea de la empresa para el trabajador que sufre el despido.

sábado, 15 de septiembre de 2007

ACEPTAR LAS CRITICAS

En la sociedad actual, las personas no llevamos bien el recibir críticas a nuestra labor, de cualquier faceta de nuestra vida, de otros individuos cercanos a nosotros.

Tenemos que darnos cuenta que el que otras personas nos indiquen aquellas cosas que podemos o tenemos que mejorar de nosotros mismos, no es negativo, sino todo lo contrario, peor seria que no nos dijesen nada directamente y posteriormente se dedicasen a chismorrear sobre nuestros defectos o debilidades con el prójimo (cosa habitual...).

Mucha culpa de esto radica en la teoría de la perfección que nos quieren inculcar a todas las horas en el siglo XXI. Esto es algo erróneo, porque para llegar a la perfección, antes tenemos que encontrar aquellas cosas a mejorar de nosotros mismos. Una vez conseguido esto podremos ponernos a mejorar nuestras debilidades y conseguir pulirlo al máximo de nuestras posibilidades.

Siento decepcionaros, pero el individuo perfecto no existe. Las personas que se consideran perfectas suelen ser las que más defectos tienen. Simplemente se niegan a ver la realidad y viven en mundo paralelo al del resto de mortales.

El recibir críticas (constructivas) es positivo porque nos puede permitir ver errores imperceptibles a nuestros propios ojos y así ponernos a trabajar para mejorarlos.

La crítica siempre debe ser constructiva, es decir, se produce para ayudar a otra persona a conocer sus carencias o debilidades y poder ponteciarlas a partir de ese instante.

No las confundamos con sus contrarias, las críticas destructivas o maliciosas. Éstas van a intentar ridiculizarnos o avergonzarnos antes otros individuos. En la mayoría de los casos, la persona que las realiza nos ve como una amenaza o peligro, producido por su total inseguridad.

Por lo tanto, las personas que nos indican aquellos aspectos a cambiar de nosotros mismos, nos quieren ayudar, haciéndonos ver lo que no queremos o podemos ver.

No olvidemos, que los buenos amigos, son aquellos que nos dicen lo que piensan u opinan sobre nosotros y nuestros actos de forma sincera. Tenemos la idea equivocada de que los amigos nos tiene que decir lo queremos oír, sin embargo es todo lo contrario. Incluso a veces (la mayoría) nos enfadamos por sus comentarios, cuando ellos lo que nos dicen es para que intentemos mejorar.

Tenemos que saber encajar las críticas de aquellas personas que nos rodean en nuestro día a día, a nadie nos gusta, que nos digan cosas a mejorar, sobre nuestro trabajo, nuestra vida o nuestra persona. Seria peor que no nos lo dijesen a la cara.

Es excelente recibir criticas ya que nos hacen ver aquello que debemos mejorar, para conseguir ser mucho más exigentes con nosotros mismos.

Y para finalizar un dicho popular que decía mi abuela Amparo para que penséis en ello y me deis vuestro parecer. "El que bien te quiere te hará llorar"

viernes, 14 de septiembre de 2007

DESORGANIZACIÓN

El principal problema, por el que muchas empresas fracasan en la actual sociedad de la información, es por la desorganización reinante dentro de su estructura interna.

Es muy fácil echar la culpa de este mal a factores externos que están directamente relacionados con la sociedad cambiante y dinámica en la que vivimos.

Sin embargo el motivo de esta desorganización dentro de muchas grandes empresas reside en las personas que las dirigen, que claramente no saben gestionar de forma correcta los recursos de los que dispone su organización.

No olvidemos que las empresas las dirigen personas de carne y hueso, por lo tanto que se estanquen o prosperen, va a depender íntegramente de la capacidad de gestión de esas personas.

Una de las lacras, de todas las empresas a nivel de desorganización, es la falta de coordinación entre los diferentes departamentos de las mismas.

Los responsables de cada departamento, no son conscientes de que los otros departamentos no son enemigos, sino aliados para conseguir el éxito de su empresa.

Para que una empresa triunfe es imprescindible que todos sus miembros estén unidos y se consideren parte importante de la misma.

Las luchas internas de poder entre los miembros internos de las organizaciones son una perdida de tiempo y dinero brutal, que lo único que consiguen es debilitar su estructura, poniéndola constantemente en peligro de muerte.

También hay que mejorar la gestión del tiempo de los miembros de una empresa, ya que se pierde mucho tiempo, que se podría aprovechar. Es muy habitual entre las personas que gestionan las empresas, hacer muchas reuniones, que no sirven para nada, debido a que no se han preparado en consdiciones, no había orden del día, posteriormente no se llevan a ejecución los acciones previstas, los participantes de esas reuniones se dedican a discutir en vez de a solucionar los problemas o dificultades de su empresa.

La formación en la gestión del tiempo de los miembros de una empresa no puede faltar para educar y ayudar a cambiar los malos hábitos de nuestros gestores internos.


Otro gran aspecto que contribuye a la desorganización es el caos en los procedimientos internos de una empresa. No puede ser que los gestores de las empresas apliquen los procedimientos de forma aleatoria según les convenga, ya que para que todo funcione adecuadamente todos los miembros de la empresa tienen que cumplir a raja tabla los procedimientos establecidos.

Si nuestra empresa es víctima de la desorganización tenemos que dar un cambio de 360º grados para poder avanzar y conseguir que nuestra empresa consiga mayores beneficios que posteriormente son satisfactorios para todos los que contribuimos a ellos en menor o mayor medida.

Lo primero que tenemos que hacer es ver cuales son los motivos causantes de la desorganización de nuestra organización.

La dirección de la empresa tiene que estar dispuesta a poner fin a esta situación desesperante y volver al camino del éxito, que no se consigue más que con disciplina e interés en hacerlo.

Una vez detectado el hecho causante tenemos que intentar modificarlo en caso de que haya posibilidad, sino tendremos que eliminarlo.

Posteriormente tenemos que estar en alerta ante futuros rebrotes del hecho perturbador para evitar volver a la desorganización, puesto que lo realmente difícil no es eliminarlo, sino mantenernos en el camino adecuado sin desviación hacia esa situación pasada.

SABER ESCUCHAR

Hoy en día, las relaciones humanas y profesionales son imprescindibles para todos nosotros para poder conseguir avanzar y prosperar en todos los niveles de la vida.

Por lo tanto, tenemos que cuidar y fomentar esas relaciones con los demás individuos de nuestro entorno.

Para ello es fundamental establecer un vínculo recíproco de confianza y afinidad, que solo se consigue, comprendiendo a las demás personas que nos rodean. Esto se consigue poniendo en práctica la difícil cualidad de saber escuchar, ya que a todos nos gusta hablar de nuestras cosas propias y que los demás nos escuchen, sin embargo cuando nos toca hacer lo contrario la cosa ya cambia.

Eso es muy egoísta y desgraciadamente en esta sociedad en la que vivimos se está incentivando, en vez de mitigarlo. A cada uno de nosotros solo nos importan nuestros problemas, que nos ayuden y escuchen, eso sí, los del resto nos dan igual.

Muchas veces nos preguntamos ¿Qué utilidad tiene escuchar a los demás?

Aunque no se nos ocurra, la respuesta es muy sencilla, ya que, en la actualidad, para conseguir cualquier cosa o meta en nuestra vida necesitamos la ayuda directa o indirecta del resto de individuos.

Si solo nos preocupamos de nosotros mismos sin prestar la más mínima atención a los demás, tarde o temprano nos vamos a quedar aislados.


Muchas relaciones humanas y profesionales fracasan por una mala comunicación entre ambas partes, debido a que una de las dos partes, solo mira por sus intereses, sin intentar comprender a la otra parte e intentar buscar un acuerdo o solución beneficiosa para ambos.

Las cosas funcionarían mejor si escuchásemos más a nuestros amigos, familiares, compañeros de trabajo, responsables, parejas, etc. Sin embargo hacemos que escuchamos, demostrando luego a nuestro interlocutor que no lo hacemos.

¿Habitualmente haces alguna de estas cosas cuando escuchas a otra persona?

- Interrumpir constantemente al que nos habla.

- Juzgar rápidamente sus palabras.

- No mirar a sus ojos.

- Pensar que tus cosas son más importantes.

- Hablar constantemente de ti cuando estas con otras personas que intentan transmitirte como se encuentran.

Si alguna de estas cosas son habituales en ti, estás suspendido en la importante cualidad de saber escuchar al prójimo.

Para mejorar tienes que ser más abierto y comprensivo con los pensamientos e ideas de los que te rodean.

No podemos confundir saber oír con saber escuchar, ya que la gran diferencia entre una y otra cosa, es que cuando solo oímos, nos da igual lo que nos cuentan los demás, sin prestar la más mínima atención; por el contrario cuando escuchamos, ponemos atención a lo que nos comunica nuestro interlocutor, porque realmente nos importa saber como se siente.

Para poder mejorar nuestra capacidad de escucha, en primer lugar tenemos que reconocer que somos pésimos oyentes, ya que sino asumimos esto, no hay nada que hacer.

Una vez que hemos dado, este primer paso, tenemos que dar, otro paso importante, que es saber contener nuestros errores, en el arte de saber escuchar correctamente y comenzar a corregirlos, por ejemplo, si nuestro principal error, es interrumpir a la otra persona, tendremos que ir analizando los motivos por los que fallamos en todas nuestras conversaciones, para luego poner de nuestra parte para cambiarlo e ir evolucionando hacia el triunfo de superar nuestras malas costumbres.

Tenemos que comprender, que saber escuchar, es importante para relacionarnos satisfactoriamente con otras personas, para conseguir nuestras metas y fines, para tener una buena calidad de vida. Con esto nos vamos a sentir realizados y vamos a poder comprender muchas cosas que de otra forma no haríamos.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

INICIATIVA

La iniciativa es una de las cualidades más buscadas por las empresas a la hora de seleccionar a las futuras incorporaciones que van a cubrir los diferentes puesto vacantes en las mismas.

Una definición corta de iniciativa que la define muy bien desde mi punto de vista es:

Cualidad personal para anticiparse a los demás dialogando, actuando, resolviendo o tomando decisiones sin necesidad de recibir instrucciones de hacerlo.

Hoy en día todas las personas alardean de tener iniciativa; si probamos a preguntar a 10 personas que si tienen iniciativa van a contestar afirmativamente sin dudarlo. Eso sí, al preguntarles porqué se consideran con iniciativa la cosa cambia y suelen contestar con respuestas muy correctas y generales, que sinceramente a mi me dejan igual que antes de formular esta pregunta a los candidatos.

Por muchos supuestos prácticos que les podamos plantear (dinámicas de grupo), pruebas psicotécnicas que resolver, no podemos tener fiabilidad de las mismas, ya que no dejan de ser variables que pueden ser verdad o igualmente pueden ser fruto de la práctica en la realización de este tipo de ejercicios selectivos.

¿Cuantas personas seleccionadas se incorporan al puesto de trabajo con unos resultados excelentes en los indicadores de esta cualidad y posteriormente fracasan estrepitosamente?

La verdadera iniciativa hay que demostrarla en el día a día del trabajo, observando y haciendo un seguimiento cercano del recién incorporado en su nuevo hábitat laboral.

Iniciativa no es esperar a que tu responsable directo te dé las instrucciones a realizar , ni realizar tus tareas habituales de la rutina laboral.

Esta cualidad se puede trabajar y potenciar, sin embargo, yo creo que es algo innato a la personalidad de cada uno; es más, se puede diferenciar entre las personas en las que es parte de ellos mismos, de aquellos que la han ido adquiriendo a base de esfuerzo, debido a pequeños detalles que marcan la diferencia esencial.

La iniciativa verdadera solo la tienen aquellos profesionales:

- Que se dejan llevar por su instinto a la hora de resolver asuntos.
- Que plantean constantemente nuevas ideas sin esperar a que se lo pidan.
- Cuando toman la palabra de forma natural para hacer oír su punto de vista sin esperar el consenso de la mayoría.
- Que se anticipan a las necesidades y captan los mensajes de su entorno sin necesidad de que se los comuniquen.


Haciendo un razonamiento objetivo y selectivo nos daremos cuenta que hay muchas personas que tienen una idea equivocada de qué significa "iniciativa".

Por lo tanto tenemos que recordar que este tipo de actitudes no las podemos percibir en nuestros potenciales trabajadores al 100% de fiabilidad, hasta que no estén incorporados a su puesto de trabajo.

domingo, 9 de septiembre de 2007

EVOLUCIONAR

Hoy en día muchos profesionales se encuentran en una verdadera encrucijada debido a que su vida profesional no les entusiasma; su puesto de trabajo actual no es lo que esperan para cumplir con sus aspiraciones de carrera.

Continúan en ese trabajo carente de interés porque tienen una hipoteca que pagar todos los meses, una familia que alimentar y/o muchas otras razones.

Sin embargo el principal motivo que les impide dar el paso es el miedo a afrontar la realidad y perder la seguridad que les da ese trabajo monótono y aburrido. Estas personas son muertos vivientes en su vida profesional, trabajan para ganar un dinero a final de mes y así poder pagar sus gastos.

Hay que recordar que nuestro trabajo es uno de los sitios donde más tiempo pasamos y a parte de ayudarnos a vivir de una forma cómoda y tranquila debido al capital que nos reporta todos los meses, tiene que satisfacernos a nivel personal, porque nos sentimos realizados con el desempeño del mismo.

Si esto no se produce tenemos que tomar una decisión para conseguir el trabajo que nos satisfaga y llene a todos los niveles de nuestra vida. No olvidemos que solo se vive una vez, así que tenemos que realizar aquello que nos entusiasme por muy complicado que pueda resultar.

Tenemos que afrontar los cambios con valentía, firmeza y predisposición a cumplir nuestros sueños no cumplidos aun.

Si vuestra organización no os da lo que necesitáis o esperáis, si vuestro trabajo no es a lo que os queréis dedicar poneros manos a la obra para cambiarlo.

En esta vida hay que intentar ser feliz en todos los aspectos de la misma, incluido por supuesto en el profesional, en el siglo XXI tenemos que poder cumplir nuestras expectativas.

Por lo tanto para poder cambiar y avanzar en tu día a día, el primer paso lo tienes que dar tu y creer en ello.

Así que para aquellos que han perdido la esperanza de cumplir sus metas profesionales lanzo una pregunta:

¿Que podría pasar si lo intentases de verdad?

Esta pregunta solo la pueden responder aquellos que lo siguen intentando y muchas veces se han golpeado o lastimado al intentarlo.

Para poder cambiar tienes que creer en ti e ir paso a paso en el largo camino hacia tu meta.

El ganador no es el primero que consigue cumplir sus fines profesionales sino la persona que, tras muchos esfuerzos y sufrimientos, los consigue por fin sin haber arrojado la toalla en ningún momento.

domingo, 2 de septiembre de 2007

DESCANSOS EN LA JORNADA LABORAL

Un tema bastante conflictivo en todas las empresas suele ser el tiempo de descanso a lo largo de la jornada laboral de todos los trabajadores para poder tomarnos el café o fumar.

La regulación general de este aspecto viene contemplada en el artículo 34.4 del Estatuto de los trabajadores que indica que siempre que la duración de la jornada diaria continuada de cada trabajador exceda de seis horas, deberá establecerse un período de descanso durante la misma de duración no inferior a quince minutos.

Por lo tanto esto significa que en aquellas empresas que tengan establecido horario de trabajo partido (por ejemplo de 9 a 14 por la mañana y por la tarde de 16 a 19) no hay obligación legal de dar tiempo de descanso.

Esto supone que en las organizaciones que se tenga establecido una jornada continua que conlleve más de 6 horas seguidas de trabajo efectivo, hay obligación de establecer un descanso a lo largo de la misma como mínimo de 15 minutos. Este tiempo de descanso se puede distribuir de diferentes formas.

Este período de descanso habitualmente se considerará tiempo de trabajo efectivo cuando así esté establecido o se establezca por convenio colectivo o contrato de trabajo.


En el caso de los trabajadores menores de dieciocho años, el período de descanso tendrá una duración mínima de treinta minutos, y deberá establecerse siempre que la duración de la jornada diaria continuada de cada trabajador exceda de cuatro horas y media.

Esta es la regulación general que establece el estatuto de los trabajadores, ya que no hay que olvidar lo que pueda regular al respecto el convenio especifico de cada empresa. Por otra parte hay que considerar las mejoras específicas (de lo mínimo que marca la Ley) a las que puedan llegar la empresa y los representantes de los trabajadores.

SEPTIEMBRE

Septiembre es uno de los peores meses del año (o eso dicen la mayoría de las personas) ya que después del descanso veraniego toca volver a nuestra vida profesional, ya que durante estos dos meses se paran muchos sectores de la sociedad.

Sin olvidar que los hábitos han cambiado y cada vez más personas que pueden se reservan el disfrute de sus merecidas vacaciones para otras temporadas del año con menos gente y más económicas.

También es el mes en que hay que apretarse el cinturón para poder hacer frente a los gastos que se nos vienen encima (terminar de pagar las vacaciones, la vuelta al colegio, etc.).

A pesar de todo esto septiembre es el mes por excelencia en el que todos nos planteamos muchos retos y proyectos:

- Apuntarnos al gimnasio para quitarnos los excesos del verano.

- Comenzar un curso de idiomas para conseguir aprenderlo de una vez.

- Buscar un nuevo trabajo o plantearnos nuevos retos profesionales.

Todas las personas llegadas estas fechas comenzamos con muchas ganas alguno de estos propósitos que indico u otros diferentes sin medir nuestras fuerzas.

Pasados los dos primeros meses el 80% de nosotros hemos tirado la toalla ya que el gran interés inicial se ha convertido en una tremenda pereza y falta de voluntad por no planificar de forma adecuada nuestros nuevos retos.

Antes de proponernos hacer algo nuevo después de las vacaciones tenemos que hablar seriamente con nuestro yo interior para ver cuales son nuestras necesidades y prioridades.

Si una vez hecho esto vemos que realmente necesitamos dar un cambio en algún ámbito de nuestra vida tenemos que acometer un plan de acción realista para conseguir el objetivo pretendido.

La gran mayoría de las personas que nos apuntamos al gimnasio, a cursos de idiomas o que nos planteamos nuevos retos profesionales fracasamos o abandonamos a la primera de cambio porque no nos hemos fijado objetivos alcanzables.

Lo más fácil es abandonar la actividad o el reto comenzado recientemente, buscando excusas fáciles con las que pretendemos engañarnos, sin embargo la realidad es que tiramos la toalla porque no vemos sentido a lo que realizamos o debido a que aparece alguna dificultad que requiere un esfuerzo extra por nuestra parte sin estar dispuestos a realizarlo.

Así que mi consejo es que antes de precipitarnos con nuevas actividades y retos para este septiembre nos planteemos y fijemos los pasos adecuados para no fracasar.